El sábado pasado hice mi primera carrera Spartan. Sin duda de las mejores experiencias de mi vida. ¿ Era lo que esperaba y buscaba? Totalmente!

¿Qué estaba buscando exactamente? Buscaba transformarme, quería estar incómoda, quería tener miedo y quería saber qué se siente exigirle al cuerpo, esa combinación entre mente y cuerpo trabajando juntos. Porque hoy en día quiero probarme! Quiero hacer cosas difíciles! Porque la forma de definir quién soy es demostrándomelo a mí misma, a nadie más, a mí. Me preguntaba desde que me pasó por la mente inscribirme para hacerla, será q mi cuerpo va a responder? Y unos días antes de la carrera leí un post de una corredora de largas distancias, Hillary Allen, sobre cómo se prepara la semana de sus carreras y decía, “confía en tu cuerpo”.
Toda la semana sentía una combinación de nervios y emoción. Los días se pasaban despacio, lentos. Sin duda fui más exigente con mis hábitos, cuidé lo que comía, hice ejercicio muy conscientemente, no me desvelé (excepto cuando mi marido quería ver una peli el viernes en la noche pensando que la carrera era el domingo y no el sábado! Y me tachaba de exagerada!). Increíbles esos días cuando algo grande se acerca, quiero más días de esos en mi vida!

Y llegué a la carrera, mi carrera empezaba a las 8.45 y llegué al rededor de las 7.15, la vibra que sentí era de mucha emoción y fortaleza. Muchos cuerpos muy atléticos, muy! Muchos igual que yo con su primera carrera, muchos repetían. Recogí mi paquete y esa emoción cuando veo mi banda, ese número que no dice nada y de repente es super familiar, éste es mi número!.
Mi esposo y mis hijos llegaron para mi salida porque mi hijo Santiago también corrió a las 11. Le hablé a mi esposo para decirle cómo iba todo y dejé mi mochila. Ahora sí a esperar el momento, las salidas más temprano empezaron a pasar. Yo estirándome y simplemente me decía, “estás lista, confía en ti y disfruta”.
Llegó el momento, para formarte en la línea de salida tienes que brincar una tabla de un poco más de un metro, me encantó que así empieza!! Desde el principio, la duda empieza, podré saltarla sin hacer el ridículo? Y lo logré! Mucho más fácil de lo que parece.
Antes de empezar el discurso motivacional es increíble! La energía aumenta! Mi corazón a mil! Estoy lista! Estoy lista!
Ésta es la parte del discurso que me encantó:
Never surrender! Failure is no option! Who am I? I am Spartan! Today is your day, no tomorrow, no next week, but here and now, in South Florida you define yourself! Who am I?! I am Spartan! Who am I? I am Spartan! Who am I? I am Spartan! Arru, Arru, Arru!
¡Nunca te rindas! ¡El fracaso no es una opción! ¿Quién soy? ¡Soy Espartano! ¡Hoy es tu día, no mañana, no la próxima semana, sino aquí y ahora, en el Sur de la Florida te defines a ti mismo! ¡¿Quién soy?! ¡Soy Espartano! ¿Quién soy? ¡Soy Espartano! ¿Quién soy? ¡Soy Espartano! ¡Arrú, Arrú, Arrú!
Y así, a empezar, a correr, empezar con los obstáculos, uno por uno. No pude hacer los pasa-manos ni escalar una cuerda suspendida de un tubo. Esos son mis retos para la siguiente!!
Sin duda hay que entrenar la mente y el cuerpo, es una combinación de las dos, no es suficiente sólo una. Y pienso que así es todo en la vida.
Pero algo muy poderoso que se reveló para mí fue: físicamente fue muy retador pero mentalmente no, ¿por qué? Porque estaba 100% decidida a hacerlo. No tenía ni una sola duda que quería hacerlo. Y siento que cuando hago las cosas desde esa claridad no hay nada que me detenga.

El último obstáculo es una línea de fuego, un salto muy simple pero muy representativo, todo lo que quiero está del otro lado de mis miedos!
Estoy lista para la que sigue! Porque lo que cuenta es la ACCIÓN! no la perfección.
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